Credibilidad, un artículo de lujo


En Semana Santa se multiplican, además de los católicos practicantes, los ateos y agnósticos que comienzan su andanada de críticas hacia los creyentes. Un clásico estos días que desplazó a Moisés y Ben Hur de los temas para ser comentados en las reuniones que se multiplican aprovechando el tiempo de descanso que implica tener días feriados seguidos.

Cuando se producen estos encontronazos, que en el mundo 2.0 de hoy se perciben más gracias a las redes sociales, les confieso que me mantengo totalmente al margen. Disfruto mirando como buscan sobreponer argumentos, unos sobre los otros, apelando a un recurso que me parece increíble, intentar convencer al oponente de una idea que va en contra de sus creencias, con un agregado; se esfuerzan denodadamente para desacreditarlo, ridiculizándolo. En todas las conversaciones, creyentes y no creyentes terminen destacando las limitaciones de su interlocutor.

Finalmente, esbozando una teoría que pretende ser objetiva, para analizar estas peleas y se llega a la conclusión que las mismas son equivalentes a un Olimpia – Cerro. Jamás se va a llegar a un acuerdo, ni siquiera a un punto intermedio porque el sustento de los argumentos está regado por un componente totalmente irracional, el fanatismo. Partiendo de esa base, ninguna de las conclusiones será objetiva, por lo tanto, es una pelea de nunca acabar.

Lo mismo, en otro rubro de nuestra sociedad está pasando en este tiempo de Semana Santa, la consulta popular en el PLRA. Tanto, seguidores de Alegre y Llano, no encuentran un punto para intentar sostener un acuerdo que pueda tranquilizar los ánimos. Ambos se acusan de todo y en medio un Tribunal Electoral Independiente que demuestra una lentitud exasperante que despierta todo tipo de sospechas.

Es cierto, en este plano político, mucho más terrenal, y subterráneo incluso que la discusión sobre la religión, existe un factor clave que puede ayudar a dilucidar claramente la cuestión, existen actas electorales que sumadas arrojarán el resultado de un ganador. A diferencia de la discusión de la existencia de Dios que entra dentro de los dogmas de fe. Sin embargo, en estos temas que aparentan dispares y que no podrían ser vinculados, hay un tema central que no debemos olvidar, la credibilidad.

Las religiones, tanto la católica como las miles de variantes que existen, amparan su trabajo en la creencia en un ser o en divinidades que garantizan una tranquilidad después de la muerte. Su esencia está impregnada por la fe de los seguidores. En contrapartida, agnósticos y ateos sustentan sus dichos en la ausencia de pruebas científicas que demuestren la existencia de un Dios. Es decir, la creencia en Dios o la creencia en que no existe es el argumento central que se esgrime para sostener cada postura.

En el plano político, la credibilidad no deja de ser un factor clave. Y es un artículo de lujo en las diferentes organizaciones de nuestro país. Cuando existen hechos como el que está sucediendo en el PLRA lo que se está dañando no son los proyectos políticos liderados por los senadores Llano y Alegre, sino que se está perjudicando la imagen de la clase política paraguaya. Porque ahora son los azules que están en medio de este entuerto, como lo estuvieron los colorados en 1992, y los demás partidos minoritarios en otras ocasiones.

Las discusiones son interesantes. Desnudan las posiciones de los interlocutores y ayuda a elaborar una conclusión propia en base a afirmaciones planteadas por los protagonistas directos. En el ámbito divino, la discusión será eterna y la conciliación aparenta imposible. El problema es que en un espacio distinto, como lo es la política en general, aparentemente estamos cayendo en el mismo escenario. Cuando las tareas de unos son trascendentes y las de estos, son totalmente descartables y están totalmente sobrevaloradas.

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